Alcohol:¿próximo objetivo de la salud pública europea?

El informe sobre alcohol y salud que publicó la OMS en 2011 cifra en 2,5 millones el número de muertes causadas por el consumo de alcohol en el mundo, casi un 4% del total. La mayoría de defunciones están provocadas por lesiones, cirrosis hepática, cáncer y enfermedades cardiovasculares. Por sexos, el 6,2% de la mortalidad masculina se relaciona con el consumo de alcohol, frente al 1,1% de la femenina, aunque hay zonas donde el problema es mucho mayor, como la Federación Rusa y países vecinos, donde uno de cada cinco hombres fallece por causas asociadas a la bebida.

Es de destacar que gran parte de esas muertes afectan a personas jóvenes. Según el informe de la OMS, 320.000 individuos de 15 a 29 años mueren cada año a causa del alcohol, el 9% de todas las defunciones en ese tramo de edad

Para Ala Alwan, director general asistente de la OMS para Enfermedades No Transmisibles y Salud Mental, «muchos países reconocen los graves problemas de salud pública causados por el uso nocivo del alcohol y han tomado medidas para prevenir la carga sanitaria social, así como para tratar a aquellos que lo necesitan. Pero, claramente, es necesario hacer mucho más para reducir la pérdida de vidas y el sufrimiento que comporta el consumo perjudicial de alcohol».

Proyecto AMPHORA

En este contexto de salud pública se puso en marcha hace cuatro años el Proyecto AMPHORA, integrado en el Séptimo Programa Marco de investigación y desarrollo tecnológico de la Unión Europea, en el que han participado 71 científicos de 33 centros de 14 países europeos, con una inversión de 4 millones de euros. Su coordinador ha sido Antoni Gual, jefe de la Unidad de Adicciones del Hospital Clínic de Barcelona, quien explica que se ha investigado «en aquellas áreas en las que la evidencia científica todavía no era suficientemente contundente para guiar las políticas europeas en relación con los problemas que generan las bebidas alcohólicas».

Sus resultados, que se presentaron en mayo en el Parlamento Europeo, ponen de manifiesto muy claramente que el problema del alcohol en la UE tiene un alcance mayor de lo que generalmente se cree y, por tanto, requiere la puesta en marcha de medidas preventivas más drásticas que las existentes en la actualidad.

En el marco del Proyecto AMPHORA se han realizado estudios con objetivos diversos para demostrar la necesidad de asumir decisiones políticas en materia de salud pública. Las recomendaciones propuestas al Parlamento Europeo se recogen en el Manifiesto de AMPHORA sobre Alcohol, firmado por los científicos participantes.

Entre los resultados más alarmantes destaca el hecho de que 138.000 europeos de 15 a 62 años mueren cada año prematuramente por causas relacionadas con el consumo de alcohol. Los estudios llevados a cabo muestran que un 40% de esas muertes está provocado por la cirrosis hepática, un 30% por accidentes y actos violentos y un 19% por cáncer.

La población tiene clara esa relación de la bebida con la cirrosis y con los accidentes, pero existe un gran desconocimiento acerca de su relación con diversos tumores. Como comenta Antoni Gual, el alcohol «se asocia a casi la totalidad de los cánceres digestivos: boca, orofaringe, laringe, colorrectal y, evidentemente, con el cáncer de hígado, que se superpone a menudo a la cirrosis».

Otro dato llamativo es que los europeos consumimos el doble de alcohol que la media mundial. En concreto, los ciudadanos de la UE mayores de 15 años beben diariamente unos 27 gramos, que equivalen a tres consumiciones de bebidas de baja graduación. Además, uno de cada ocho europeos consume 60 gramos o más al día varias veces a la semana.

Evidentemente, uno de los grandes problemas del consumo es el alcoholismo, aunque, al margen de que la bebida pueda generar dependencia, también ocasiona otros problemas de salud, como los cánceres citados o toda la patología hepática. Gual apunta otro tema que la gente suele desconocer, debido a la desinformación existente: la acción cardiovascular negativa del alcohol: «Si bien es cierto que en varones entre 40 y 60 años una copa de vino puede tener un efecto cardioprotector, ese efecto desaparece cuando la persona toma cinco consumiciones alcohólicas una vez al mes. Y conforme incrementamos los consumos, se incrementan los riesgos cardiovasculares de forma muy notable. A ello hay que añadir, sin ninguna duda, toda la accidentabilidad ligada a los consumos compulsivos de alcohol, que suelen producirse más los fines de semana y que generan más patología, incluso en personas que no son dependientes».

Recomendaciones
El Manifiesto de AMPHORA propone a los políticos europeos una serie de medidas preventivas que puede ayudar a mejorar la situación actual y futura. Sus firmantes subrayan la urgente necesidad de reducir los problemas relacionados con el consumo en la UE. «No podemos considerar que vivimos en una sociedad justa y razonable –se cita en el documento– si esta permite que 1 de cada 8 muertes ocurridas durante los años económicamente productivos (15-64 años) se deben al consumo de alcohol, y que los costes de este consumo nos cuesten a cada uno de nosotros alrededor de 311 euros al año en concepto de pérdida de productividad o costes de los sistemas de salud, bienestar y justicia».

Los firmantes de este documento están a favor de que se advierta adecuadamente a todos los consumidores europeos de que el alcohol provoca una gran variedad de enfermedades, utilizando para ello etiquetas de advertencia obligatorias por ley en todos los envases de bebidas alcohólicas, del mismo modo que han hecho muchos países con el tabaco.

Asimismo, afirman que existe suficiente evidencia a favor del aumento del precio de las bebidas alcohólicas mediante impuestos en toda la UE, incluyendo el vino y la cerveza, así como aceptar un precio mínimo por gramo de alcohol como medida legítima de las políticas sobre alcohol en los estados miembros, una medida que proponen aplicar a todos los productos, vino incluido.

Otra de las propuestas consistiría en dificultar el acceso a las bebidas alcohólicas que existe actualmente. Los firmantes consideran que se puede llevar a cabo de diversas formas: reducir el número de establecimientos donde se vende alcohol, disminuir los días y horarios de venta, etc. En el documento se subraya que cuanto más fácil es el acceso al alcohol, más se consume y más daño produce.
No obstante, una de las recomendaciones más importantes que se extraen del proyecto AMPHORA es la restricción o prohibición de la publicidad. Los estudios realizados en este sentido demuestran que a mayor exposición a anuncios comerciales sobre alcohol más probable es que los no bebedores empiecen a consumirlo y mayor es la cantidad consumida por las personas que ya bebían.

Sobre este punto, destaca una de las investigaciones realizadas, que consistió en evaluar el impacto que determinadas formas de publicidad tienen sobre el consumo futuro de los chicos de 14 años. «Concretamente –explica Antonio Gual–, hemos estudiado la publicidad online y la esponsorización de eventos deportivos. Hemos observado que, al cabo de un año, aquellos chicos en los que se ha duplicado la exposición a la publicidad online incrementan el consumo al año en un 20%. Cuando se duplica la exposición a la esponsorización de eventos deportivos en estos chavales, el incremento de los consumos es del orden del 27%. Así que existe un impacto claro de la promoción en la aparición o el incremento de consumos a edades en las que beber todavía no es legal. Y no es que sea ilegal gratuitamente, sino que, desde una perspectiva científica, un cerebro está en proceso de maduración hasta los 18 o 20 años, y si una droga impacta en él –alcohol, tabaco, cocaína, heroína...– las probabilidades de que degenere en un consumo problemático son mucho mayores».
Acceso a tratamiento

El Manifiesto de AMPHORA también hace hincapié en mejorar el acceso al tratamiento para las personas que tienen problemas con el alcohol. «Para estas personas –cita el documento–, el hecho de recibir consejo y tratamiento para reducir el consumo de alcohol ayuda a mejorar su nivel de salud, sobre todo si se les puede proveer de suficiente apoyo y ayuda. El problema es que solamente una porción muy pequeña de los que podrían beneficiarse de este tipo de consejo y tratamiento lo reciben y, para demasiadas personas, se pierden demasiados años entre el desarrollo de un problema y la aparición de alguien que ofrezca ayuda para tratarlo».

Antoni Gual comenta los resultados de uno de los estudios llevados a cabo en este contexto: «Cuando hemos investigado qué proporción de los pacientes dependientes accede en algún momento a tratamiento, hemos encontrado que existe un agujero tremendo porque, de promedio, podemos decir que de cada 10 europeos con problema de dependencia alcohólica sólo uno acaba accediendo a un tratamiento. El margen oscila entre sólo un 4% en Alemania hasta un 23% en Italia. En España estamos en una situación intermedia, en torno al 17 o 18%.»

Son porcentajes muy bajos, en especial si se tiene en cuenta que existen terapias que han demostrado su utilidad. «En la actualidad tenemos una cantidad importante de tratamientos farmacológicos y psicoterapéuticos que facilitan los procesos de desintoxicación y rehabilitación –afirma Antoni Gual–. Es este sentido se ha avanzado mucho, no sólo en cuanto a disponer de tratamientos eficaces, sino también en cuanto a disponer de abordajes psicoterapéuticos que incrementan la adherencia de los pacientes al tratamiento. A día de hoy sabemos que estamos hablando de una patología crónica con tendencia a las recaídas, y se ha producido una tendencia en todas las patologías crónicas de situar al paciente en el centro, a darle más protagonismo, que tenga más que decir en cuanto a cómo manejar su condición. Esto está mejorando el abordaje de la enfermedad alcohólica».

Retos futuros

En líneas generales, los objetivos de la OMS se centran en reducir la carga sanitaria causada por el abuso de alcohol y, en consecuencia, salvar vidas, prevenir lesiones y enfermedades y mejorar el bienestar de las personas, las comunidades y la sociedad en general. En 2010, la Asamblea Mundial de la Salud aprobó una resolución para implantar una estrategia global que redujera el consumo perjudicial de alcohol, en la cual se instaba a todos los países a reforzar las respuestas nacionales a los problemas de salud pública provocados por la bebida.

Los científicos firmantes del Manifiesto de AMPHORA declaran su preocupación por el hecho de que los gobiernos no estén haciendo lo suficiente. Señalan que muchos países han admitido que han estado desarrollando medidas desacertadas. Según un informe de la OMS de 2012, entre las políticas públicas que más se debilitaron o no se vieron impulsadas en la UE se citan la política de precios y la publicidad, justo lo contrario de lo que podría haber marcado la diferencia.
Los desafíos pendientes son amplios y de diverso calado. Para Antoni Gual, «tenemos un reto muy importante de cambio de mentalidad de nuestra población, un cambio que se ha producido en el terreno del tabaco de forma sólida. En el ámbito del alcohol estamos 15 o 20 años por detrás. Sin duda, creo que ese es el camino, el camino de entender que estamos en una sociedad libre que quiere disponer de bebidas alcohólicas, pero una sociedad libre y democrática quiere proteger a su población y, por lo tanto, los ciudadanos sólo son libres si tienen una información veraz. Eso implica que todos tengamos un mayor conocimiento, no sólo de los posibles beneficios, sino también de todos los riesgos que para nuestra salud, a nivel individual y a nivel social, comporta el consumo de bebidas alcohólicas». 


Los 10 principales hallazgos de AMPHORA
1. Los adultos de la UE beben 27 gramos de alcohol (casi tres consumiciones) al día, más del doble que la media mundial.
2. Unos 138.000 ciudadanos de la UE de 15 a 64 años mueren prematuramente a causa del alcohol cada año.
3. Los bebedores de la UE consumen más de 600 veces el nivel de exposición que marca la Autoridad Europea de Estándares Alimentarios para los carcinógenos genotóxicos, uno de los cuales es el etanol.
4. Los países con políticas sobre alcohol más estrictas y exhaustivas tienen generalmente menores niveles de consumo de alcohol, y las políticas tienden a ser más estrictas en los últimos años.
5. Las políticas sobre alcohol tienen impacto en el consumo de alcohol, incluso cuando hablamos del impacto de la urbanización asociada al aumento del consumo.
6. El marketing online del alcohol y el patrocinio deportivo aumentan la probabilidad de que los niños de 14 años beban alcohol.
7. Las intervenciones breves para el consumo de riesgo y los tratamientos farmacológicos para los trastornos por consumo de alcohol son efectivos.
8. La proporción de personas que necesitan tratamiento y que realmente acceden al mismo varía entre una de cada 25 y una de cada 4.
9. Con frecuencia, los jóvenes ya están borrachos antes de salir a divertirse, algo que favorece el barato precio del alcohol en tiendas y que aumenta después el consumo de bebida en los bares.
10. La monitorización de las políticas sobre alcohol y su impacto necesitan mejorarse en gran medida.

 

«La gente desconoce que el 19% de las muertes asociadas al alcohol son por cáncer»
 Dr. Antoni Gual. Jefe de la Unidad de Adicciones. Hospital Clínic de Barcelona. Coordinador del proyecto AMPHORA

–¿Los europeos son los que más problemas tienen con el alcohol?
–Europa bebe el doble que el resto del mundo. En Europa tenemos un consumo de alcohol que nos parece normal, pero cuando lo comparamos con la media mundial sin duda ganamos a todos.

–¿Ese doble consumo también genera el doble de problemas?
–Hay una relación muy clara entre cantidad consumida y problemas asociados. Por lo tanto, no cabe ninguna duda de que los problemas generados por el alcohol en Europa son tremendos y constituyen uno de los principales problemas de salud. Por poner un ejemplo, entre los 15 y los 64 años, una de cada ocho personas que mueren fallece por causas relacionadas con el alcohol.

–¿Qué enfermedades o sucesos son los que provocan esta mortalidad atribuible al alcohol?
–Hay un aspecto importante que es la accidentabilidad. Todo el mundo conoce la acción del alcohol en el hígado. La mayoría de casos de cirrosis hepática es debida al consumo de bebidas alcohólicas. Tal vez lo que la gente desconoce es que el 19% de las muertes asociadas al alcohol son por cáncer. El efecto cancerígeno del alcohol es una de las cosas que la población generalmente desconoce y que en nuestra investigación hemos podido identificar y resaltar claramente.

–¿Qué medidas preventivas propone el Manifiesto de AMPHORA sobre el alcohol?
–El Manifiesto de AMPHORA sobre el alcohol, que recopila la evidencia científica que hemos ido recogiendo a lo largo de cuatro años, intenta llamar la atención de las autoridades sobre un problema no resuelto, porque el problema del alcohol en Europa sigue siendo un problema que no disminuye, y plantea cuáles son las mejores opciones preventivas. Pasan en primer lugar por abordar el tema del precio. El alcohol es una sustancia que intoxica, que da beneficios a unos cuantos, pero sus costes los pagamos entre todos. Por tanto, el precio del alcohol vía impuestos debe permitir pagar todo aquello que nos va a costar después. Otro aspecto esencial es el de la restricción drástica de la publicidad. No es de recibo que en una sociedad civilizada estemos promocionando el consumo de una sustancia que genera adicción y tantos problemas. Y el tercer aspecto importante es la limitación de la accesibilidad. Se trata de una sustancia que necesita estar más restringida, porque sabemos que esto puede tener un impacto en una reducción de consumos excesivos y, por lo tanto, en una mejora de la salud de la población.

–¿Qué valoración hace de la presentación de los resultados del proyecto AMPHORA en el Parlamento Europeo el pasado 15 de mayo?
–Fue una presentación interesante en la que tuvimos la suerte de tener a varios representantes nacionales europeos y estuvieron varios miembros del Parlamento. Para mi sorpresa, me impactó no solo la buena recepción de los resultados y el compromiso de los parlamentarios en relación con el tema del alcohol sino que ellos transmitieron muy claramente su enojo por la actitud que tiene la industria del alcohol frente a este tema y no está facilitando que se aborde adecuadamente desde una perspectiva de salud pública.

–¿Existe falta de concienciación de los profesionales de la salud en relación con los problemas del alcohol?
–Sin duda. Los profesionales de la salud estamos dentro de un mundo que es continuamente bombardeado por la industria del alcohol diciendo que el alcohol es bueno. Somos profesionales que cuando acabamos de trabajar bebemos como el resto de la población y tenemos esa mentalidad de los usuarios frente al alcohol que nos lleva a banalizarlo. Tendemos, como toda la población, a pensar que el alcohol es bueno y que cuando le hace daño a alguien es por culpa de esa persona. Estigmatizamos a la persona para preservar la imagen del alcohol, y eso repercute negativamente en nuestros enfermos.
 

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  • Modificado por última vez en Jueves, 30 Enero 2014 15:54
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