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Viajes y salud

El papel de los médicos es fundamental para ofrecer consejo a los viajeros internacionales antes de la partida y para detectar y manejar a la vuelta las enfermedades que hayan podido contraer. Sobre el primer punto, antes de marchar de viaje al extranjero, el Ministerio de Sanidad recomienda a la población acudir a su médico de familia para que ofrezca consejos generales, extienda un informe si se padece alguna enfermedad que requiera tratamiento específico y recete la medicación necesaria en cantidad suficiente para cubrir el período que dure el viaje o la estancia.

Pero además de la información y tratamientos que pueda proporcionar el médico de familia, están a disposición de los ciudadanos los Centros de Vacunación Internacional, dónde se puede obtener información y consejo individualizado por parte de expertos y recibir las vacunas y la medicación que necesite.

José Muñoz, coordinador del Servicio de Atención al Viajero Internacional de Barnaclínic/Hospital Clínic de Barcelona, explica que la incidencia general de enfermedades tropicales en viajeros no parece haber variado mucho en los últimos tiempos, aunque sí se han observado cambios en los patrones epidemiológicos de algunas enfermedades. Según las estadísticas, «entre un 25 y un 60% de las personas que viajan a zonas tropicales presenta algún tipo de enfermedad –apunta–, y de esa proporción casi un 10% busca atención médica por un problema que considera relacionado con la enfermedad. Esas tasas se mantienen más o menos estables».

«Entre los cambios observados –continúa–, hemos visto que la malaria es ahora mucho menos frecuente que hace unos diez años. De hecho, la incidencia de la enfermedad ha disminuido en sus países de origen. Sin embargo, otras patologías como el dengue están en aumento y las atendemos con mayor frecuencia que antes. Por ejemplo, en 2009 y 2010 se produjo una epidemia de dengue en el oeste de África, una zona donde nunca había aparecido. Como digo, hemos detectado un cambio en el perfil y no tanto un aumento o una disminución global de estas enfermedades».

Sin embargo, pese a la importancia que tiene ser conscientes de los riesgos a los que se expone quien viaje a destinos exóticos, a menudo muchos viajeros marchan sin adoptar las medidas preventivas adecuadas y sin la necesaria información. Las prisas y decisiones de última hora son uno de los factores que provocan esa situación. Otro, sin duda, es que los servicios médicos de atención a viajeros están suelen estar colapsados durante las semanas previas a las vacaciones de verano. En este sentido Muñoz recuerda que, «para las vacunaciones, lo ideal es administrarlas 28 días antes de viajar. En el caso de la vacuna de la fiebre amarilla, podemos considerar que es aceptable administrarla hasta 10 días antes del viaje, aunque sabemos que la máxima eficacia se consigue a los 28 días. El problema que tenemos es que en verano las unidades de atención al viajero internacional se colapsan».

Malaria y dengue

Para el citado especialista en medicina tropical, la malaria es la enfermedad más preocupante debido al riesgo de mortalidad que conlleva en ausencia de tratamiento. Cada año son numerosos los viajeros que la contraen al visitar países donde es endémica. Dado que no existe una vacuna eficaz, Sanidad menciona cuatro normas fundamentales de protección: ser conscientes del riesgo, evitar las picaduras de mosquitos, tomar la quimioprofilaxis recomendada y conocer la importancia del diagnóstico y el tratamiento precoz.

En la información suministrada en el ámbito de la campaña «La salud también viaja», que desarrolla el Ministerio desde hace años, se subraya la importancia de cumplir el régimen quimioprofiláctico prescrito –que varía en función de la zona a visitar– antes, durante y después del viaje. No obstante, también pone de manifiesto que la posibilidad de contraer la malaria no desaparece de forma absoluta a pesar de tomar medicación preventiva y que, por lo tanto, debe consultarse rápidamente al médico en el caso de experimentar durante o después del viaje síntomas como fiebre, sudoración y escalofríos.

En el caso del dengue, enfermedad extendida por regiones tropicales y subtropicales de América del Sur y Central, Sudeste y Sur de Asia y algunas partes de África, no existe ninguna profilaxis, por lo que los viajeros a zonas endémicas deben adoptar medidas para evitar las picaduras de mosquitos.

Vacunas

Algunas vacunaciones están sometidas a reglamentación internacional y son obligatorias para entrar en los países afectados. Es lo que sucede con la de la fiebre amarilla en aquellas naciones donde esta enfermedad vírica es endémica. La vacuna solamente puede administrarse en Centros de Vacunación autorizados y aprobados por la OMS, que son los que expiden el certificado necesario para pasar la frontera. Según explica el Dr. Muñoz, anualmente organismos como la OMS y los CDC de Estados Unidos hacen sus recomendaciones sobre la aplicación de esta vacuna, pero cada país de destino hace lo que cree conveniente. «A veces ni siquiera coinciden las recomendaciones de unos y otros», señala. «Por ejemplo, en las nuevas normativas para 2011 la OMS no recomienda claramente la vacuna de la fiebre amarilla para viajes cortos a Tanzania, pero las autoridades del país la exigen para entrar en él». Sanidad especifica que, independientemente de su posible exigencia, se recomienda la vacunación a todos los viajeros que se dirijan a zonas infectadas de África y América del Sur. El certificado de vacunación es válido a partir de los 10 días de la primovacunación o desde el primer día de la revacunación, y su validez legal es de 10 años.

A excepción de la vacuna contra la enfermedad meningocócica y la de la polio, que Arabia Saudí exige a los peregrinos que van a la Meca, el resto de vacunaciones no son obligatorias sino recomendadas. Lo que debe aconsejarse a cualquier viajero es que tenga actualizado su calendario vacunal sistemático. Es este sentido, se les debe recordar que es importante estar protegido frente al tétanos y la difteria. En el caso de la primera, se trata de una enfermedad de distribución universal, pero existe riesgo de contraerla al realizar determinadas actividades cuando se está de viaje. Si uno está vacunado correctamente contra la difteria desde la infancia, solamente se requiere una dosis de recuerdo hacia los 65 años, pero serán necesarias más dosis en personas no inmunizadas o inmunizadas en la infancia de forma incompleta.

Una de las vacunas más importantes a la hora de salir al extranjero es la de la hepatitis A, enfermedad endémica en algunos países en desarrollo que se propaga sobre todo a través de la ingesta de agua y alimentos contaminados o por contacto directo con personas infectadas. Según Sanidad, de todas las enfermedades contra las que existe vacuna, la hepatitis A es la infección más frecuente entre los viajeros internacionales.

El agua y los alimentos contaminados son también la fuente de propagación de la fiebre tifoidea. La efectividad de la vacuna existente es limitada, pero se recomienda a viajeros que visiten zonas rurales de países donde la enfermedad es frecuente. No obstante, las medidas higiénicas en la comida y la bebida constituyen la base fundamental de la prevención, lo mismo que frente al cólera, otra infección para la que se aconsejan vacunas orales sólo en situaciones especiales.

La vacuna contra la enfermedad meningocócica es otra de las recomendadas a personas que se desplacen al llamado «cinturón subsahariano», sobre todo en los meses de invierno y primavera. Por su parte, la de la hepatitis B, que se encuentra incluida en nuestro calendario vacunal, se recomienda a los viajeros no inmunizados que vayan con frecuencia a zonas endémicas, a los que residan en esas zonas durante más de 6 meses y a los que probablemente vayan a compartir agujas o mantener relaciones sexuales de riesgo o que puedan precisar atención médica o dental.

La vacuna contra la polio se recomienda a las personas que no estén inmunizadas y viajen a países donde todavía exista esta enfermedad. Asimismo, se administra la vacuna contra la encefalitis japonesa a quienes se dirijan a zonas endémicas de Asia, especialmente cuando tengan previstas estancias con gran exposición al aire libre en zonas rurales y agrícolas y durante la temporada de transmisión. Sanidad no la recomienda para estancias cortas y en zonas urbanas. Por lo que atañe a la encefalitis centroeuropea, de la que se habló con frecuencia hace un par de años, únicamente se aconseja a viajeros que se desplacen a zonas rurales y forestales de países del Centro y el Este de Europa. «La administramos muy poco, aunque la recomendamos sobre todo a jóvenes españoles que van a campings de Alemania, puesto que van a estar en zonas rurales», comenta Muñoz.

Diarreas, insolaciones y otros trastornos

Además de las mencionadas, no debe olvidarse que la diarrea es la enfermedad más frecuente de los viajeros y que sus causas son múltiples, sin que exista ninguna vacuna eficaz. Tampoco se recomienda el uso preventivo de antibióticos.

Asimismo, deben tenerse en cuenta los riesgos relacionados con el entorno, desde los trastornos derivados de la exposición al sol y al calor hasta las picaduras de insectos transmisores de enfermedades.

Por otro lado, como señala José Muñoz, «aparte de las recomendaciones básicas, la situación más importante sobre la que ofrecemos consejo es el mal de altura. Muchos viajeros, especialmente los que van al Kilimanjaro, a la zona andina más alta de Perú o al Himalaya, tienen riesgo de experimentar mal de altura a partir de los 2.800 o 3.000 metros de altitud. Por ello se les ofrece consejo especializado sobre la manera ideal para subir y prevenir este problema, cuyos síntomas pueden parecer leves pero que puede tener complicaciones graves, como edema cerebral o edema pulmonar. Y en algunos casos, el protocolo indica la administración de acetazolamida, fármaco que en algunos ensayos clínicos ha demostrado disminuir la incidencia del mal de altura».

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  • Modificado por última vez en Viernes, 31 Enero 2014 10:21

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