La hospitalización por VRS en los prematuros tardíos, principal factor de riesgo de sibilancias

  • 10 Noviembre 2015

Los resultados de este estudio muestran que los niños hospitalizados por VRS tienen sibilancias recurrentes y graves en una proporción significativamente más alta (40-50%) frente a la población control (20-30%) a los 5 años de edad. La calidad de vida de estos niños fue significativamente menor y generaron mayor gasto de recursos sanitarios.

Más de 2.500 profesionales y expertos en medicina materna, fetal y neonatal procedentes de más de 90 países se han dado cita en Madrid en la XII edición del Congreso Mundial de Medicina Perinatal, una reunión bianual organizada por la Asociación Mundial de Medicina Perinatal (WAPM).

Manuel Sánchez-Luna, presidente de la WAPM y jefe de sección de Neonatología del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, ha destacado de esta edición los temas que han abordado la posibilidad de prevenir enfermedades que afectarán en la edad adulta y que tienen su origen en la primera etapa de la vida. “Precisamente de la terapia para un abordaje temprano de patologías surgen dos de las principales novedades que se han presentado en esta edición: nuevas terapias con células madre para abordar el daño cerebral en recién nacidos y las enfermedades respiratorias crónicas en prematuros".

Impacto de la infección por VRS
Con la colaboración de la compañía biofarmacéutica AbbVie, Xavier Carbonell-Estrany, Consultor Senior del Servicio de Neonatología del Hospital Clínic y Coordinador del IRIS Grupo de estudio, ha presentado las conclusiones más destacadas del estudio SPRING sobre la morbilidad respiratoria a largo plazo en prematuros tardíos (32 y 35 semanas de edad gestacional) hospitalizados por virus respiratorio sincitial (VRS). Este estudio multicéntrico español ha comparado la incidencia de sibilancias durante los cinco primeros años de vida sobre una muestra de 125 niños hospitalizados por VRS versus 362 de grupo control.

El resultado principal del SPRING es que las sibilancias asociadas con la enfermedad grave por VRS persisten al menos hasta los 5 años, con la consiguiente reducción de la función pulmonar y el aumento de la utilización de recursos sanitarios. En palabras del investigador principal, “la hospitalización por el virus en el primer año de vida fue el factor de riesgo más significativo para el desarrollo de sibilancias, lo que genera una gran carga asistencial”.

En concreto, la incidencia de sibilancias en los niños que habían sido hospitalizados por VRS fue significativamente mayor que en los niños del grupo control. Casi la mitad (46,7%) tuvo sibilancias recurrentes en comparación con alrededor de una cuarta parte de los no hospitalizados por VRS (27,4%). Además, en estos niños la aparición de sibilancias recurrentes se produjo antes (media de aparición: 4,69 vs 5,29 años, respectivamente). “Estos resultados están en línea con estudios anteriores, como el MAKI, que había demostrado una asociación entre la infección por VRS y sibilancias en la primera infancia en prematuros tardíos”, apostilla Carbonell-Estrany.

Entre los objetivos secundarios del estudio se encontraban, además de medir el uso de recursos sanitarios, evaluar por primera vez la calidad de vida en estos niños prematuros hospitalizados por VRS. “Hemos visto que estos niños tienen una calidad de vida significativamente inferior en los años 4 y 5 de su vida”. La misma conclusión se extrae de la utilización de recursos sanitarios. Una mayor proporción estadísticamente significativa de los hospitalizados requirió atención ambulatoria (84% vs. 66,3%, respectivamente) y de emergencia (62,4% vs. 33,7%), además de uso de medicamentos y antibióticos. “El impacto del VRS no se limita solo al primer año de la vida, sino que para poder cuantificar adecuadamente lo que supone esta infección debe tenerse en cuenta al menos estos primeros 5 años”.

Respecto a la prevención de las IRAs en los niños prematuros tardíos, Carbonell-Estrany ha recordado que los niños de este estudio fueron seleccionados del FLIP2, un estudio realizado para validar los factores de riesgo de hospitalización por VRS en una muestra de 5.441 niños prematuros nacidos entre las 32 y 35 semanas entre 2005 y 2006 en 37 hospitales españoles. La Sociedad Española de Neonatología (SENeo) concluyó que en esta población la administración de la inmunoprofilaxis mensual, como medida profiláctica que ha demostrado su eficacia, reduce el riesgo de ingreso hospitalario y la gravedad de los cuadros respiratorios de forma significativa. “Con el fin, por tanto, de reducir los costes socioeconómicos y emocionales causados por el virus en los niños y sus familias, es necesario poner en práctica las medidas profilácticas recogidas en la Guía de Práctica Clínica sobre Bronquiolitis Aguda del Ministerio de Sanidad”.

El experto ha querido también transmitir la importancia de educar a los padres y cuidadores de estos niños para evitar la reinfección con la puesta en práctica de las medidas preventivas e higiénicas en el hogar: correcto lavado de manos, fomento de la lactancia materna al menos hasta los 6 meses, evitar tanto el tabaco como el ambiente con humo, y también los ambientes con alto riesgo de contagio, como son en plena estación epidémica las aglomeraciones.

 

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