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José Luis Poveda: «Hemos logrado integrar la innovación en el ADN del Servicio, una innovación que, además, hemos intentado que fuera lo más disruptiva posible»

  • 18 Mayo 2023

El Dr. José Luis Poveda, jefe de Servicio de Farmacia del Hospital Universitario y Politécnico la Fe de Valencia, fue reconocido con la Medalla Joaquín Bonal en el 67 Congreso Nacional de la SEFH. En esta entrevista nos interesamos por su trayectoria profesional, que le ha hecho merecedor de este galardón.

– Dirige el Servicio de Farmacia del Hospital Universitario y Politécnico la Fe de Valencia. ¿Cuáles son los aspectos claves del éxito de su servicio de farmacia?

Creo que hemos logrado integrar la innovación en el ADN del Servicio, una innovación que, además, hemos intentado que fuera lo más disruptiva posible. Desde hace años estamos asumiendo numerosos retos que ahora se ven con normalidad en muchos servicios de farmacia, pero en los que nosotros hemos sido pioneros. Empezamos en el año 2003 con la prescripción electrónica asistida, cuando en los hospitales los sistemas de automatización eran casi anecdóticos, pero nosotros los incorporamos de forma masiva en el hospital.

Todos los sistemas de control de calidad donde hemos incorporado diferentes tecnologías los hemos ido desarrollando y lo mismo últimamente con todos los aspectos relacionados con la inteligencia artificial. Todos los miembros del equipo han apostado por mejorar su área asistencial incorporando innovación, pero teniendo siempre presente que fuera hacia las personas, hacia los pacientes y, básicamente, para mejorar la calidad de la actividad que realizamos. Yo creo que esta sería la clave del éxito, haber impregnado a cada uno de los miembros del equipo la necesidad de esa mejora continua y la incorporación de la innovación como elemento de transformación de los procesos que realizamos.

En segundo lugar, yo destacaría también el compromiso con la humanización en la actividad que realizamos, y más en un área específica de especial vulnerabilidad como son los pacientes con enfermedades raras y con los medicamentos huérfanos donde hemos desarrollado una guía de buenas prácticas que hoy es un ejemplo para el resto de los hospitales y que nos está sirviendo al conjunto de hospitales de España para monitorizar las actividades que se están llevando a cabo en este ámbito.

En resumen, innovación como elemento clave y humanización como elemento sustancial de toda nuestra actividad.

– ¿Hay algún aspecto del que se sienta especialmente orgulloso?

Cada una de las modificaciones y actividades que se han hecho en las diferentes secciones ha sido clave para el desarrollo conjunto. Lo más importante aquí es que todas las actividades que hacemos relacionadas con la atención al paciente ingresado, al ambulante y al paciente externo, están desarrolladas de forma armónica. Hemos intentado que no hubiera asimetrías entre la actividad que realizamos a los diferentes pacientes, más allá del ámbito asistencial donde estén. Es decir, hemos intentado dar una continuidad de calidad asistencial a lo largo de todo su proceso.

Creo que también hemos sido un Servicio tremendamente innovador en el área de pacientes externos, con iniciativas que ahora se consideran ya consustanciales a gran parte de la actividad de los servicios. Un buen ejemplo es la dispensación a domicilio; la iniciamos en el año 2011, mucho antes de lo que más tarde hemos visto a causa de la COVID.

La telefarmacia, toda la estrategia 2.0, el elemento de formación hacia el paciente empoderado, el empleo de nuevas tecnologías, la utilización consustancial al servicio de las redes sociales… en ese sentido creo que hemos sido un servicio incluso visionario a la hora de incorporar este tipo de tecnologías que más adelante se han demostrado claves en nuestro proceso asistencial.

– Tras la pandemia, ¿ha cambiado la forma de trabajar de la farmacia hospitalaria?

Sí, creo que estamos reformulando gran parte de las actividades, buscando un ámbito complementario entre lo presencial y lo virtual. La posibilidad de controlar de forma diferente el binomio espacio-tiempo ha aportado grandes ventajas, pero también es verdad que nos hemos dado cuenta de que el contacto cercano con los pacientes, la actividad presencial en toda su magnitud desde el punto de vista de la calidez del encuentro que supone una entrevista personal… no es lo mismo que en una entrevista a través de la asistencia farmacéutica que podamos hacer mediante diferentes procedimientos virtuales. Al final, lo que estamos viendo es algo que ya sabíamos, y es que cada paciente se siente más cómodo con un tipo de actividades dependiendo no solo de su enfermedad, sino también de cómo él vislumbra su proceso asistencial.

– Precisamente, usted ha dicho que el paciente es un continuo reto y que es preciso adaptarse a sus necesidades cambiantes. ¿Qué necesidades tiene el paciente actual?

La transformación digital forma parte de nuestras vidas, y hay que intentar trasladarla a nuestro trabajo. Al final, los pacientes no dejan de ser ciudadanos que están en el entorno social en el que viven y se desarrollan y, por tanto, hemos de incorporar estas nuevas tecnologías para hacer más fácil la accesibilidad y mejorar la participación de los pacientes en su proceso asistencial. De todas formas, las organizaciones sanitarias y los servicios de farmacia todavía tenemos un reto importante, que es incorporar al paciente en la definición de los objetivos del proceso asistencial y en su hoja de ruta. Tenemos mucho que aprender de los pacientes y hemos de incorporarlos en los elementos de decisión para que nos ayuden a identificar cuáles son los aspectos que más valor les proporcionan en la asistencia que les estamos ofreciendo.

– Hablando de retos… Para el farmacéutico de hospital un reto pendiente es su visibilidad.

Todo depende de cómo se mire. El porcentaje de pacientes que acuden a los hospitales es afortunadamente muy limitado y, por tanto, la visibilidad de los compañeros que desarrollan su trabajo en otros ámbitos como es, por ejemplo, la oficina de farmacia tiene el sustrato de lo que es la atención continua fuera del hospital. Yo no hablaría, pues, de si hay más o menos visibilidad de cara a la sociedad en el entorno social, aunque sí podemos identificar que en el entorno profesional la farmacia de hospital tiene una amplia visibilidad y sobre todo un amplio liderazgo en lo que es la estrategia terapéutica de los centros. Esa visibilidad, esa integración en el equipo asistencial, forma parte ya de lo que es la rutina de los propios hospitales y en ese sentido sí ha habido un avance muy importante en lo que ha sido esta visión del farmacéutico que ponía su objetivo en el medicamento, que luego se ha posicionado hacia el paciente y cada vez más hacia los resultados.

La visibilidad social es sin duda interesante, está bien que cada vez sea mayor y que los ciudadanos conozcan cuál es nuestra actividad, pero no olvidemos que afortunadamente nuestro contacto con los pacientes tiene que ver con un periodo de tiempo en un ámbito asistencial que es muy concreto.

– Fue presidente de la SEFH. ¿Cuál cree que fue su principal aportación?

Creo que mi principal aportación fue integrar a la mayor parte de los socios, hacer crecer el número de socios y sobre todo hacerles partícipe de un modelo de inteligencia colaborativa que desarrollamos a través de los grupos de trabajo. Fue, realmente, que ellos sintieran cada uno de los socios como la SEFH, como algo propio, que la actividad que teníamos que hacer, la teníamos que hacer de forma conjunta y que nadie dentro de la sociedad era más que otro y, por tanto, todo el mundo tenía mucho que aportar.

También destacaría la integración de los socios en algo que para mí es una prueba evidente: las asambleas de la sociedad. Antes de que yo fuera presidente había un número muy reducido de socios y cuando acabé prácticamente todos los socios que acudían al Congreso asistían también a la asamblea. Ese fue, quizás, el éxito más palpable, que la sociedad volviera a ser de los socios.

– En el 67 Congreso Nacional de la SEFH se le concedió, junto a María Sanjurjo, la Medalla Joaquín Bonal. Creo que es inevitable preguntarle cuál es, en su opinión, el principal legado de Joaquín Bonal.

La medalla lleva el nombre de Joaquín Bonal, pero en realidad representa también a otros tantos referentes, como Víctor Jiménez o Joaquín Giráldez, por citar algunos, que, como Joaquín Bonal, fueron pioneros y marcaron el cambio y la transformación de los servicios de farmacia. Lograron llevarlos hacia una farmacia más clínica, más integral, una farmacia que ya no ponía el foco solo en el medicamento, sino que se orientaba hacia el paciente. Ese es el cambio que representa esta medalla. Nuestro proceso tiene que ver con la herramienta que es la terapéutica, los medicamentos, pero nuestro objeto asistencial es el paciente y no puede ser de otra forma.

– ¿Hay algún aspecto que le gustaría quedara reflejado en la entrevista?

Más que un aspecto es una necesidad de reconocimiento a todo el equipo del Servicio de Farmacia del Hospital La Fe y también, por supuesto, a la gerencia del centro y a la Conselleria, puesto que nos hemos beneficiado, no cabe duda, de su apoyo en las diferentes iniciativas que hemos realizado. Me gustaría que quedara constancia de esto, porque muchas veces focalizamos los premios y los reconocimientos hacia las personas, pero las personas están dentro del equipo, y este equipo sin el apoyo de los diferentes equipos directivos que ha habido durante estos años no hubiera sido posible.

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