15 Marzo 2013

El 15 y el 18 de marzo se conmemoran, respectivamente, el Día Mundial del Sueño y el Día Europeo de la Narcolepsia. Unas fechas dedicadas a concienciar sobre los trastornos del sueño que, según los datos manejados por la Sociedad Española de Neurología (SEN) afectan a más del 30% de la población española, de los cuales, un 4% lo padece de forma crónica. Aunque la tipología de los trastornos del sueño es muy variada, casi todos coinciden en un aspecto clave: la falta de diagnóstico. La SEN estima que un 90% de los pacientes con apnea del sueño o con síndrome de piernas inquietas y entre un 60 y un 80% de los pacientes con narcolepsia, no están diagnosticados.

«A pesar de los avances que se han producido en los últimos años, tanto en diagnóstico como tratamiento, son trastornos que, en demasiadas ocasiones, pasan desapercibidos y no se tratan adecuadamente», señala Hernando Pérez Díaz, Coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y Sueño de la Sociedad Española de Neurología (SEN). «Es importante darles la relevancia que realmente tienen, ya que no sólo se reduce la calidad de vida y el rendimiento diario de quienes lo sufren, sino que no dormir adecuadamente aumenta el riesgo de hipertensión y, por tanto, de sufrir un accidente cerebrovascular, afectan a la capacidad intelectual, al rendimiento, y pueden agravar el propio desarrollo de otras enfermedades que, entre otros síntomas, cursan con trastornos del sueño».

El insomnio es el trastorno de sueño más frecuente. Los estudios epidemiológicos que se han realizado en nuestro país estiman una prevalencia entre el 20-30% y parece ser más habitual en mujeres en una proporción de 1:1,2-2. «No obstante, estas cifras podrían haber aumentado en los años. Tanto por las alteraciones del ritmo biológico del sueño generados por los cambios de hábitos de ocio y alimentación de la población española, como por el aumento de las situaciones de estrés de la actual situación económica. Un buen indicador de este aumento nos los facilitaba la última Encuesta sobre Alcohol y Drogas, en el que se señalaba que, en los últimos seis años, se ha duplicado el número de personas que consumen somníferos, tranquilizantes o sedantes», explica Hernando Pérez Díaz.

Tras el insomnio, los trastornos del sueño más comunes son el síndrome de apneas-hipopneas del sueño y el síndrome de las piernas inquietas. El síndrome de las piernas inquietas afecta aproximadamente a un 10% de la población, siendo las personas mayores de 50 años las más propensas a sufrirlo, y su principal consecuencia es el insomnio. Por su parte, el síndrome de la apnea del sueño afecta, en los países desarrollados, a un 2-4% de la población, aunque presenta una mayor incidencia entre varones de edad adulta con sobrepeso y mujeres que ya han pasado la menopausia.

«Existen numerosos estudios que indican una clara relación entre apnea y los accidentes cerebrovasculares. Hasta el punto de que se ha estimado que el 63% de las personas con problemas cerebrovasculares experimentan más de 10 apneas por hora. Además, en un 50% de los casos, las apneas generan pequeñas lesiones cerebrales que a la larga pueden ser causa de demencia», señala Hernando Pérez. «Por lo tanto, identificar y tratar adecuadamente a ese 90% de pacientes con apnea del sueño que no están diagnosticados, es primordial».

Aunque menos habitual, la narcolepsia es otro trastorno del sueño cuyo síntoma más incapacitante es la somnolencia excesiva diurna y cuya efeméride se conmemora este lunes 18 de marzo. Afecta a unas 25.000 personas en España pero, teniendo en cuenta el alto porcentaje de pacientes que no están diagnosticados y que, en algunos casos, no se detecta hasta los 10 años de haber comenzado a tener los primeros síntomas, su incidencia podría ser mayor. «El principal problema para el diagnóstico de estos trastornos, como por ejemplo la narcolepsia, es que sus síntomas se pueden atribuir a otras causas más habituales, como exceso de trabajo, estrés, falta de sueño,... Además, a los pacientes con somnolencia diurna, a menudo se les acusa de vagos, juerguistas o carentes de vitaminas, por los prejuicios existentes en la población hacia este tipo de problemas», explica Hernando Pérez. «Es importante, por lo tanto, no solo concienciar a la población sobre la problemática que viven estos pacientes, sino saber que se debe acudir al neurólogo cuando se experimente somnolencia excesiva durante más de tres meses».

La narcolepsia se produce generalmente a la carencia de un neuropéptido llamado hipocretina, responsable de que nos mantengamos en vigilia y su principal síntoma es la cataplejía. «Ésta se refiere a episodios súbitos de perdida de tono muscular: parciales, percibidos como pequeñas sacudidas mandibulares, caídas de la cabeza o debilidad en las piernas; o completas, con incluso caídas al suelo. Se desencadenan por emociones intensas tanto positivas, como algo que provoque mucha risa, como negativas, como puede ser una discusión acalorada. Además, los pacientes asocian parálisis de sueño y alucinaciones visuales, táctiles o auditivas, al inicio del sueño o al despertar», comenta Hernando Pérez.

Aparte de estos trastornos habría que señalar otros menos frecuentes como las parasomnias no REM, tipo sonambulismo, que suelen estar ligadas al desarrollo y por lo tanto tienden a desaparecer o a disminuir con la edad, pero que también perjudican el buen sueño. «Y, por supuesto los trastornos de sueño REM que, en los últimos años, su estudio ha cobrado un mayor interés, porque ha comenzado a ser analizado como una posible primera manifestación de enfermedades como el Parkinson o la demencia con cuerpos de Lewy», concluye Hernando Pérez.

22 Enero 2013

El Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología (SEN) acaba de publicar los resultados del Estudio IBERICTUS, el proyecto epidemiológico más ambicioso que se ha realizado en nuestro país sobre la incidencia de los accidentes cerebrovasculares.

Iniciado hace siete años, el Estudio IBERICTUS recogió, de manera simultánea, los casos de ictus atendidos en los centros sanitarios de cinco puntos geográficos de nuestro país: Lugo, Segovia, Toledo, Almería y Palma de Mallorca. "Se eligieron estas localizaciones porque, de esta forma, se abarcaba toda la geografía española. Además, y como novedad respecto a otros estudios epidemiológicos o de registros hospitalarios, todos los casos detectados eran revisados por neurólogos y estudiados por neuroimagen -TAC craneal, generalmente-, lo que permitió su apropiada clasificación", explica Jaime Díaz Guzmán, coordinador del Comité Científico IBERICTUS.

El estudio IBERICTUS establece que, cada año, en España, y por cada 100.000 habitantes, se producen 187 nuevos casos de accidentes cerebrovasculares, produciéndose una mayor incidencia en hombres que en mujeres. La incidencia de los ataques isquémicos transitorios ronda los 30 casos por 100.000 habitantes, y la de los ictus que quedan establecidos, 150 casos por 100.000. El 80% de los ictus detectados son isquémicos, mientras que el 20% son hemorrágicos. La mayor parte de los ictus isquémicos se producen por aterotrombosis o enfermedades cardiacas capaces de generar embolias.

"Además, también se comprobó que estas cifras se incrementan claramente con la edad, alcanzando un pico sobre los 85 años", comenta ¡ Jaime Díaz Guzmán. "Algo de especial importancia en un país como el nuestro, con una pirámide demográfica marcada por un progresivo y llamativo envejecimiento poblacional. Por lo que es esperable que, en un futuro cercano, se produzca un agravamiento de éste ya importante problema de salud pública".

El estudio IBERICTUS fue un proyecto de investigación impulsado por el Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la SEN motivado porque, hasta la fecha, se habían realizado muy pocos estudios neuroepidemiológicos en España que evaluaran la incidencia de las enfermedades vasculares cerebrales y, los que se habían realizado, eran poco homogéneos, metodológicamente hablando, y de escaso tamaño muestral. Dado que las enfermedades cerebrovasculares suponen en España la primera causa de muerte en las mujeres (y la segunda en hombres), y significan la primera causa de discapacidad adquirida en la vida adulta, se hacía necesario un gran estudio de ámbito nacional que evaluara la incidencia de estos procesos.

"Los datos aportados por este estudio pasan así a añadirse a otros estudios de calidad en el ámbito de la neurepidemiología internacional, y probablemente sean un referente en los próximos años para otros estudios en el marco de la epidemiología de las enfermedades cerebrovasculares, así como en su prevención y en las estrategias terapéuticas y socio-sanitarias", comenta Jaime Díaz Guzmán.

Los hallazgos de IBERICTUS acaban de ser publicados en la prestigiosa revista internacional Cerebrovascular Diseases y han sido presentados durante la celebración de la LXIV Reunión Anual de la Sociedad Española de Neurología.

22 Noviembre 2012

Con el objetivo de conocer la opinión de los miembros de la Sociedad Española de Neurología (SEN) sobre el actual proyecto de troncalidad, ante una previsible reanudación del proceso en las próximas semanas, esta sociedad científica ha realizado una encuesta anónima entre sus casi 3.000 miembros, con el fin de conocer su opinión al respecto, y cuyos resultados se dieron a conocer en la LXIV Reunión Anual de la SEN.

De los datos obtenidos por esta encuesta, realizada en el mes de octubre de 2012, se desprende que el 89% de los neurólogos españoles son contrarios al actual proyecto de troncalidad. Además, un 88% considera que el actual proyecto supondría graves prejuicios en la formación de los neurólogos del futuro, lo que conllevaría que nuestro sistema sanitario contase con especialistas menos preparados (88%), que se produzcan retrasos en los diagnósticos (69%) y errores en los mismos (73%), lo que llevaría a que los pacientes tuvieran la necesidad de buscar a especialistas fuera de nuestras fronteras (42%).

Un 74% de los neurólogos españoles cree que la troncalidad, tal como aparece en el proyecto y respecto a la neurología, no supondrá un ahorro económico para el sistema sanitario español, sino todo lo contrario. Entre las principales razones que se señalan, destacan las que apuntan a que una menor formación por especialidad implicaría un mayor número de pruebas diagnósticas, retrasos en los diagnósticos, nuevas consultas o segundas opiniones y duplicidad de pruebas, se ensayarían más tratamientos, o se alargaría la estancia hospitalaria, lo que a su vez también generaría más gastos por discapacidad puesto que, en la gran mayoría de las enfermedades neurológicas, el tiempo de diagnóstico y tratamiento cumple un papel esencial a la hora de mejorar la calidad de vida de los pacientes. En definitiva, un especialista con menor formación específica en neurología implicará un mayor consumo de tiempo y recursos, lo que redundará en un gasto mayor.

Además, y puesto que según los criterios de la European Federation of Neurological Societies (EFNS), el periodo formativo no se emularía con el del resto de países europeos, un 68% de los neurólogos creen que, al reducirse el periodo formativo, tendrían problemas para trabajar en otros países. Por el contrario, un 34% de los encuestados piensa que España se verá obligada a contratar especialistas extranjeros en un futuro, si se quiere evitar que la calidad asistencial y de investigación actual se vea mermada.

El 67% de los neurólogos españoles mantiene que la troncalidad debe ser un proceso voluntario y que, por tanto, sólo se deben troncalizar aquellas especialidades que convengan en hacerlo. Y, a pesar de que el 64% se muestra contrario a que la Neurología forme parte de un tronco médico, el 81% apoyaría una troncalidad en Neurociencias junto con otras especialidades como Psiquiatría, Neuropediatría, Neurocirugía, o la Neurofisiología.

Durante la rueda de prensa de la LXIV Reunión Anual de la SEN, Carlos Tejero Juste, Vocal de la Junta Directiva de la SEN, recordó que el Real Decreto de Troncalidad se engloba dentro de la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias (LOPS) de 2003, donde se establecía la posibilidad de que se crearan unos troncos comunes en la formación de residentes. No obstante, fue en el año 2008 cuando el Ministerio de Sanidad encargó a una comisión la preparación de un proyecto sobre cómo podría estructurarse la troncalidad. En el actual proyecto de troncalidad se establece la creación de cuatro troncos: el médico, el quirúrgico, el de imagen y el de laboratorio, en el que se englobaría la formación de las especialidades médicas.

«Es decir, todos los residentes tendrán dos años comunes de formación por tronco y, posteriormente, cada especialidad, tendrá dos años más de formación más específica. Por lo tanto, la presencia de un tronco médico, en el que se englobaría la especialidad de Neurología y en el que durante los dos primeros años la formación es mucho más general, reduciría la formación específica de nuestra especialidad en dos años con lo que la calidad asistencial y de investigación actual se verá seriamente afectada», señaló Carlos Tejero Juste. «Por estas razones, la Sociedad Española de Neurología se muestra totalmente contraria al actual proyecto de troncalidad. Es imprescindible que, tras los múltiples encuentros que hemos mantenido con el Ministerio de Sanidad, se busquen soluciones»".

«La neurología es una especialidad muy heterogénea, está integrada pon muchas subespecialidades y se trabaja con una gran variedad de pruebas diagnósticas y un amplísimo arsenal farmacológico. Además, un número muy importante de las llamadas enfermedades raras son neurológicas»", señaló Tejero Juste. «Si ya de por sí, los cuatro años actuales de formación son escasos, el sistema de troncalidad empeoraría notablemente la formación actual».

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