El progresivo envejecimiento de la población en los países desarrollados ha convertido las demencias en uno de los más importantes desafíos de salud del siglo XXI. Afectan al 5-10% de los mayores de 65 años y su prevalencia se duplica con cada 4 años que añadimos a la edad de las personas, de manera que pueden alcanzar hasta al 30% de los octogenarios
En cuatro décadas, el 35% de la población mundial tendrá más de 60 años y el envejecimiento está a la cabeza de los factores de riesgo de las enfermedades neurodegenerativas. En España, los expertos estiman que los pacientes con demencia pueden llegar a unos 650.000, la gran mayoría de los cuales tiene Alzheimer. El desenlace fatal para estos enfermos es la desconexión total con sus propias vidas, el olvido de sí mismos, de sus familias y amigos. Jerónimo Sancho, presidente de la Sociedad Española de Neurología, compara la situación con un iceberg en el que la punta que asoma corresponde a los aspectos médicos de la enfermedad, mientras que los aspectos socio-sanitarios forman la mayor parte que permanece sumergida, una imagen tópica pero que nos acerca a las dimensiones reales de este problema.