La guía supone un apoyo para prevenir, afrontar y manejar el estrés, además de abordar los síntomas que son capaces de alimentarlo, como es el caso de la fatiga y la incertidumbre. El manejo del estrés se antoja como clave en el tratamiento de la EM, ya que “cada vez hay más evidencias científicas que demuestran la asociación entre el estrés y la evolución de la esclerosis múltiple. Un afrontamiento más adaptativo modera el efecto del estrés como potenciador de la evolución negativa de la EM”, explica Bustamante.
El autor ha diferenciado distintas fuentes de estrés derivadas de los síntomas más frecuentes de la EM: fatiga, insomnio, picos de trabajo, exigencias de los otros y la incertidumbre ante nuevos brotes.
Otra situación en la que puede aparecer ansiedad es el diagnóstico: “Tras ese momento difícil es muy probable que la reacción del organismo no sea ni mucho menos la vuelta al equilibrio emocional, al menos si no tenemos las estrategias de adaptación emocional necesaria”, afirma Bustamante, que para evitar la ansiedad recomienda “enfrentarse a la aventura que es la vida, redirigir el foco de atención, buscar un relato objetivo y ampliar el mundo, yendo más allá de la ansiedad”.