06 Marzo 2013

La dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva extra virgen o frutos secos es capaz de reducir en un 30% el riesgo de infarto de miocardio, ictus o muerte cardiovascular, según han demostrado investigadores españoles tras casi diez años de investigación. El estudio, publicado hoy en The New England Journal of Medicine, supone la culminación exitosa del estudio PREDIMED que arrancó en el año 2003 con una financiación total cercana a los 8 millones de euros, de los cuales casi siete han sido aportados por el Instituto de Salud Carlos III.

Ramón Estruch, que ha coordinado los grupos de PREDIMED desde el Hospital Clínic de la Universidad de Barcelona, ha señalado que este estudio «ha creado marca en el mundo, no solo es el mayor ensayo clínico que se haya hecho en nuestro país, sino que ha permitido crear una base de datos que será un patrimonio esencial para la investigación en nutrición en España durante, al menos, los próximos veinte años. Su relevancia ha traspasado fronteras y ha suscitado un gran interés en todo el mundo».

PREDIMED es el acrónimo de la investigación Efectos de la dieta mediterránea en la prevención primaria de la enfermedad cardiovascular. El trabajo ha estudiado a largo plazo la intervención nutricional con dieta mediterránea para poder evaluar su eficacia en la prevención primaria de enfermedades cardiovasculares.

Para ello, se ha elaborado un gran ensayo clínico aleatorizado de intervención dietética en personas con alto riesgo cardiovascular. El principal objetivo era averiguar si la dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva virgen extra o frutos secos evita ─en comparación con una dieta baja en grasa─ la aparición de enfermedades cardiovasculares: muerte de origen cardiovascular, infarto de miocardio y/o accidente vascular cerebral. La principal conclusión fue que la dieta mediterránea, suplementada con aceite de oliva extra virgen o frutos secos, es capaz de reducir en un 30% el riesgo de infarto de miocardio, ictus o muerte cardiovascular. 

Para sostener esta conclusión, durante diez años 19 grupos científicos de Andalucía, Baleares, Canarias, Cataluña, Navarra, País Vasco y Valencia recabaron más de 20 millones de datos procedentes de 7.447 personas asintomáticas pero con alto riesgo cardiovascular. Las edades de los participantes se comprendieron entre los 55 y 80 años y el período medio de seguimiento fue de 5 años.

Los participantes fueron asignados al azar a 3 dietas. Dos de ellas eran dietas mediterráneas, ricas en grasa vegetal, una suplementada con aceite de oliva virgen extra y otra con frutos secos. El tercer grupo fue asignado a la dieta convencional recomendada para la prevención cardiovascular, una dieta baja en todo tipo de grasas. Durante todo el estudio a los participantes asignados a cada uno de los dos grupos de dieta mediterránea se les entregaron gratuitamente aceite de oliva virgen extra (un litro por semana) o frutos secos (30 gramos al día, 15 gramos de nueces, 7,5 gramos de almendras y 7,5 gramos de avellanas). Junto a los beneficios de la dieta con nueces, el estudio mostró que la dieta suplementada con aceite de oliva virgen extra también reducía el riesgo de enfermedades cardiovasculares en un 30%.

Durante una media de 5 años, los participantes en el estudio fueron visitados cada 3 meses por un dietista y participaron en sesiones educativas en grupo, recibiendo descripciones detalladas de la dieta mediterránea o baja en grasa y de los alimentos que contienen, además de listas de compra, menús y recetas adaptadas al grupo de dieta que les correspondía y a la estación del año.

Además de la subvención por parte del ISCIII, PREDIMED ha contado también con el apoyo financiero del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares, Fundación Mapfre 2010, Consejería de Salud de la Junta de Andalucía, departamento de Salud Pública de la Consejería de Salud de Cataluña, Generalitat Valenciana y Gobierno de Navarra.

La importancia de la Dieta Mediterránea es algo reconocido en todo el mundo por organismos de primer orden. Así, la UNESCO la elevó en 2010 a la categoría de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

19 Febrero 2013

Un estudio conjunto del servicio de Cardiología del Hospital Universitario Vall d'Hebron y de médicos de 9 equipos de atención primaria del ICS Barcelona (Carmel, Gòtic, Horta 7D, Horta 7F, La Mina, Raval, Rio, Sardenya y Sant Andreu) sugiere que la prevalencia de la esclerosis y la estenosis valvular aórtica (dos las consecuencias más habituales de cirugías complejas en la población de más de 65 años), es la misma en nuestro entorno mediterráneo que en otras regiones europeas o de los Estados Unidos de América.

Los datos que ofrece este estudio, que se ha publicado en la edición digital del European Journal of Preventive Cardiology, demuestran que la tasa de personas de Barcelona afectadas por estenosis aórtica es muy similar a la de otros países con climas y dietas diferentes, cosa que lleva a los autores a la conclusión de que la dieta mediterránea –que sí ayuda a prevenir otras enfermedades del corazón–, no protege del envejecimiento de la válvula aórtica. Por lo tanto, quedaría claro que la estenosis aórtica es una patología mucho más ligada al proceso de envejecimiento de la persona que al proceso de arteriosclerosis.

La hipótesis de partida del estudio planteaba que, del mismo modo que se acepta con gran consenso científico que la dieta mediterránea disminuye la gravedad y mortalidad en las enfermedades coronarias, se podía pensar que pasaría lo mismo con la estenosis aórtica, una patología que comparte los mismos factores de riesgo (consumo de tabaco, hipertensión y diabetes) y que genera tratamientos y cirugías específicas, complejas y caras.

En cambio, el estudio lleva a los autores a sugerir que lo que realmente hay que hacer para minimizar este problema sanitario de primer orden es insistir en la necesaria prevención y control de sus factores de riesgo como el tabaco, la hipertensión o la diabetes.

El trabajo de investigación ha sido dirigido por Pilar Tornos, coordinadora del Programa de Valvulopatías del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario Vall d'Hebron; ha sido diseñado y analizado por Ignacio Ferreira-González, coordinador de la Unidad de Epidemiología, y coordinado con la atención primaria de Barcelona por Josep Pinar.

En el estudio se analizaron los casos clínicos de más de 900 individuos elegidos aleatoriamente de entre las personas de más de 65 años de edad que formaban parte de los listados de usuarios de los 9 equipos de atención primaria del ICS de Barcelona que participaron . A estas personas se les practicaron pruebas médicas extraordinarias añadidas a las preventivas que ya habitualmente se ordenan para este segmento de población.

Además de estudiar su historial médico y todas las analíticas hechas en los últimos años, se les pasó una detallada encuesta de hábitos, se les hizo un electrocardiograma específico y una ecocardiografía. Se trataba de detectar cualquier señal de riesgo, como un ensanchamiento y/o calcificación de la válvula aórtica y de la arteria aorta.

Cierto grado de ensanchamiento y/o de calcificación estaba presente en el 45,4% de la muestra (el 73,5% entre los mayores de 85 años). En cuanto a la estenosis, la prevalencia fue del 3% del total de la muestra (del 7,4% en mayores de 85 años).

Además, la relación entre la gravedad de la esclerosis y/o estenosis de la válvula aórtica y los factores de riesgo se evaluó mediante un modelo estadístico de regresión multinomial. Se encontró que factores como la edad, el tabaquismo, la hipertensión arterial, la circunferencia de cintura y un índice tobillo-brazo < 0,9 se asociaban a diversos grados de ensanchamiento y de calcificación de la válvula aórtica. Cuando el ensanchamiento y calcificación eran severos, también aparecían diabetes e insuficiencia renal como factores de riesgo añadidos.

Este estudio también pone de manifiesto los beneficios de la colaboración entre el ámbito de la atención primaria y el de la especializada de un hospital terciario como Vall d'Hebron. Según Pilar Tornos «se ha demostrado que la investigación científica no solo está reservada a los grandes centros hospitalarios, sino que también se puede realizar con calidad y experiencia desde el ámbito de la salud pública más cercana a la ciudadanía».

Y no solo eso, «en este caso, también se produjo una clara confluencia de beneficios: los pacientes tuvieron un diagnóstico preventivo cuidadoso, el médico de atención primaria pudo actuar a tiempo sobre el riesgo potencial del paciente, mucho antes de que la enfermedad se manifestara y ya fuera demasiado grave, y el hospital pudo eludir la siempre arriesgada intervención quirúrgica de una parte de estos pacientes de mayor edad».

De entre las patologías cardiovasculares, la estenosis aórtica es la más prevalente después de la insuficiencia cardiaca y de la hipertensión. Supone el 43% de las causas de recambios valvulares (unas 40.000 intervenciones/año en Europa y unas 95.000/año en los Estados Unidos de América).

Del total de intervenciones quirúrgicas sobre válvulas cardíacas que se hacen en un año en Vall d'Hebron, en un 60% de ellas está implicada la válvula aórtica por enfermedad degenerativa.

17 Enero 2013

Un estudio del proyecto EPIC liderado por investigadores del ICO-IDIBELL y que publica la revista International Journal of Cancer confirma los beneficios de la dieta mediterránea en la prevención del cáncer de mama. En concreto, los resultados del estudio muestran que la alta adhesión a la dieta mediterránea reduce en un 6% el riesgo de padecer cáncer de mama en la población femenina en general, y en un 7% en mujeres posmenopáusicas. En los casos de tumores con receptores hormonales negativos de estrógeno y progesterona, la dieta reduce el riesgo en un 20% en mujeres posmenopáusicas.

En estas estimaciones se ha excluido del patrón de dieta mediterránea el consumo moderado de alcohol, por ser un factor de riesgo reconocido del cáncer de mama. Otros estudios recientes están demostrando que el efecto beneficioso de la dieta sobre el cáncer de mama es mayor precisamente en mujeres posmenopáusicas con receptores hormonales negativos.

El proyecto EPIC

El trabajo forma parte del proyecto EPIC (European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition study) un estudio prospectivo formado por cohortes de población procedentes de 23 centros de 10 países europeos (Dinamarca, Francia, Alemania, Grecia, Italia, Países Bajos, Noruega, España, Suecia y Reino Unido).

En el estudio han participado 335.062 mujeres de entre 35 y 70 años entre 1992 y 2000 y está liderado por investigadores de la Unidad de Nutrición, Ambiente y Cáncer (UNEC) del ICO, como Genevieve Buckland, Carlos Alberto González Svatetz, Noemie Travier y Antoni Agudo. Es el estudio epidemiológico más grande realizado en el mundo en el que se muestra los beneficios de la adhesión a la dieta mediterránea con el cáncer de mama.

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